En soló 8 años, la Argentina pasó de liderar el mercado internacional de biodiésel, el combustible renovable que reemplaza el gasoil, a ser un jugador marginal. Su participación pasó de casi 8% del mercado global en 2017 a solo 1,8% en 2024, según informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), y advierte que podría caer todavía más (a 1,65%) en el 2025.
Un análisis elaborado por los expertos Guido D’Angelo, Julio Calzada y Gabriel Sinópoli explica bien las razones de tan importante caída. “Argentina pasó de ser pionera en biodiesel a ser un país que no crece”, mientras el resto de los países con posibilidades de elaborar este combustible a partir del aceite de soja o de palma siguieron dando pasos en el sentido correcto.

“La producción argentina de biodiesel creció un 40% en 2024 respecto al 2023. Sin embargo, desde su máximo alcanzado en 2017, la producción argentina de biodiesel cayó al 2024 un 60% en volumen. A contramano de la tendencia argentina, la producción mundial creció un 75% en el mismo período”, indicó el informe a modo de concluyente síntesis.
La gravedad de la situación es que se trata de una industria relativamente nueva, no de una que va en decadencia sino todo lo contrario. Aquí se aplica la frase aquella de que el tren pasó, la Argentina amagó subirse y finalmente se bajó. También aplica entender que las culpas han sido domésticas y no se le puede echar responsabilidades al resto del planeta.
“Entre los principales productores globales, el mercado del biodiesel de todos los países registró crecimiento a tasas que varían entre los dos y tres dígitos. Así, Indonesia cuadruplicó su producción en los últimos siete años, mientras que Brasil la duplicó con creces. Si sumamos al HVO, Estados Unidos creció un 160% en su abastecimiento de biocombustibles derivados de aceites vegetales en este mismo período. Asimismo, China marcó un crecimiento del 150% en su producción de biodiesel, mientras que la UE, el principal productor mundial de este biocombustible, apuntaló un 10% su producción en los últimos siete años, de acuerdo con Oil World”. Eso muestra el cxoncluyente informe de la BCR.

En resumen, los principales fabricantes de biodiesel marcaron crecimientos de producción, mientras la Argentina cayó en un 48%.
“El retroceso argentino en el mercado mundial de biodiesel ha sido muy pronunciado. La participación argentina en la producción mundial de biodiesel pasó del 7,8% en 2017 a convertirse apenas el 1,8% en 2024”, es la triste postal de la actualidad.
Una culpa de la historia le cabe al anterior gobierno y especialmente a Máximo Kirchner, como lider de la oposición en Diputados en 2021.
Dice el informe que trata de explicar el retroceso que “luego de ser punta de lanza en el desarrollo de biocombustibles desde el 2006, la Argentina sancionó en 2021 su nuevo Marco Regulatorio de Biocombustibles, que representó un marcado retroceso para el biodiesel en el país. Entre otros cambios, esta ley implicó la baja de la tasa de corte con biodiesel del 10% al 5%”. Sucedió a pedido de las petroleras, que deben cortar obligatoriamente el gasoil con este renovable.
