La Asociación de Fábricas Argentinas de Tractores y otros Equipamientos Agrícolas e Industriales (AFAT) expresó mediante un comunicado su fuerte rechazo a la decisión del gobierno de Javier Milei permitir indiscriminadamente la importación de maquinarias usadas.
Desde AFAT señalaron: “Es una decisión abrupta que podría destruir el futuro del sector agrícola”, entidad que agrupa a las empresas internacionales que operan en Argentina: Agrale, Massey Ferguson, Challenger, Valtra, CASE IH, New Holland, CLAAS, FPT, Jacto, John Deere y Stara.
Si bien AFAT sostienen la libre competencia y comparten “en un todo” las expresiones del ministro de Economía, Luis Caputo, cuando afirmó que la idea es que la sociedad pueda acceder a mejores bienes a mejores precios, consideró que “hay que ser cuidadosos en cómo se llega allí”.
“No se debe pasar de un extremo al otro, ya que se estaría favoreciendo a un sector de la sociedad en detrimento de emprendimientos e industrias que están en el país hace muchísimos años lidiando con impuestos injustos”, criticó la Asociación.
“Lo que sucede entonces es que se trata de una medida que impide una competencia genuina, ya que introduce una clara asimetría entre la producción y distribución local”, remarcaron los fabricantes.
Además sostienen “que la importación de maquinaria usada es un peligro porque no cuenta con garantía ni trazabilidad alguna, y proviene de economías subsidiadas y con cargas sensiblemente menores, tanto en materia fiscal, como en costos laborales; condiciones superiores en financiamiento y promoción de la producción y de la comercialización; en los seguros y en la logística”.
AFAT destacó que “en los países que exportan este tipo de maquinaria se trata de mercadería de descarte ya amortizada, por lo cual su valor de exportación es tan bajo que ningún arancel extra zona logra compensarlo como para asegurar una competencia justa, afectando así tanto al mercado local de usados como a las operaciones de compra de maquinaria nueva con retoma de usados”.
Por eso, opinó además que la introducción “irrestricta” de maquinaria usada, no solo atenta contra la renovación tecnológica, sino que “genera un desequilibrio estructural en el ecosistema productivo en Argentina, cuyas consecuencias exceden lo estrictamente comercial”.
Para AFAT, “afectan al empleo; la productividad agropecuaria; la sustentabilidad ambiental y la sanidad fitosanitaria; la seguridad operativa de la maquinaria y de los trabajadores rurales, el transporte y logística asociadas; y la prevención de actividades fraudulentas e ilegales vinculadas al lavado de dinero”.
“En síntesis, tiene el potencial de generar un impacto devastador porque no solo pone en riesgo la posibilidad de incrementar, o sostener, los U$S 45.000 millones de exportaciones que la agroindustria aporta, y uno de cada cuatro pesos del PBI nacional, sino que también representa una amenaza para los 3,5 millones de empleos directos e indirectos que dependen de esta cadena”, señalaron.
